Otra vez sopa no.
Nos remontamos al 26 de Junio de 2016. Estadio MetLife, Nueva Jersey. La Selección Argentina llegaba por tercer año consecutivo a una final. Quienes alentábamos por la celeste y blanca vivimos el partido con muchísima ilusión: era una nueva oportunidad para que Lionel Messi, el mejor jugador que haya vestido nuestra camiseta junto a Diego Maradona, por fin sea campeón por la selección mayor. Y además hubiera sido el primer título que conquistaba nuestro país en 23 años.
En el minuto ‘20 del partido, se presentó una chance clarísima para ponerse por encima en el marcador: la defensa chilena le regaló la pelota al “Pipa” Higuaín, que quedaría sólo frente a Claudio Bravo. Insólitamente, el entonces goleador de la Juventus se la picaría al arquero de la selección chilena cambiando de palo… y erró.
Esta escena quedó inmortalizada en el relato de Rodolfo De Paoli:“Se equivocó Medel, le queda a Higuaín, le queda a Higuaín, ¡me va a volver loco! ¡Me va a volver loco! Pipa, Pipa, Pipa, Pipa, Pipa, no, no, no, no, no te puedo creer Pipa. Otra vez sopa no. Otra vez sopa no, Pipa”
https://www.youtube.com/watch?v=HiJT-d6e4F0
El partido resultó en un empate y la albiceleste perdió por penales. Nuevamente decepción, falencias y frustración.
No sería exagerado hacer un paralelismo entre esa final y la situación económica de Argentina. El derrotero de nuestro país es extenso: los precios se multiplicaron por 1000 desde enero del 2003 (muy por encima del promedio regional), el PIB per cápita está estancado desde 2011 y las crisis de balanza de pagos nos llevaron a 4 defaults en tan sólo 2 décadas (2001, 2014, 2019 y 2020). Hacer una comparación con perder una final, en este caso, resulta generoso. Si se tuviera que explicar en términos futbolísticos, esta cantidad de defaults sería como pasar de primera a cuarta división.
Sin embargo, bajo el primer año de Javier Milei, este pesimismo crónico parece haberse revertido. La bolsa argentina está muy cerca de marcar máximos históricos, el riesgo país se desplomó, la actividad económica está rebotando a un ritmo de casi 10% anual (desde el piso que marcó en Abril), y el intachable cumplimiento de las metas fiscales parecen marcar que todo marcha acorde al plan. Juan Pablo Nicolini, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, estimó que, de mantenerse el equilibrio fiscal en los próximos 10 años, el PBI per cápita podría duplicarse, a la vez que la pobreza se reduciría a niveles de en torno al 20% o incluso menos.
Los argentinos tenemos razones para ser optimistas. Prácticamente alienado en el Congreso, el Poder Ejecutivo logró aprobar una de las reformas estructurales más profundas de la historia de nuestro país bajo la “Ley Bases”. Las facultades extraordinarias otorgadas por este proyecto permiten al Ministerio de Desregulación tener siempre un as bajo la manga, eliminando restricciones y trámites inútiles prácticamente todos los días. Por otra parte, se estaría barajando una reforma impositiva de enorme alcance, que eliminaría el 90% de los impuestos existentes, según anunció el Presidente. Esto responde a la demanda de sectores productivos para hacer a la economía argentina más competitiva, y sin lugar a dudas es un paso en la dirección correcta que el gobierno parece dispuesto a dar. Por último, hace poco se conoció el dato de desempleo, que en el tercer trimestre de este año se redujo del 7,6% al 6,9%. Este aumento del empleo se dio junto a una fuerte recomposición del salario real, lo que augura una fuerte recuperación económica para el año siguiente.
Sin embargo, el pensamiento crítico es una virtud. No hay que ser inocentes y subestimar los riesgos del programa. En los últimos meses se intensificó la discusión sobre la apreciación del tipo de cambio, luego de que los dólares financieros cedieron hasta el tipo de cambio oficial, hasta que se dispararon aproximadamente a los $1200 (una suba del 15% en pocos días). En esta semana de volatilidad, se volvió más fácil detectar al mandrilaje: los que hace una semana lloriqueaban atraso cambiario hoy se lamentan por la devaluación (en realidad, la festejan). La hipocresía de los pseudo-economistas que supieron defender niveles de brecha cambiaria de hasta el 200% nubla la discusión en torno al punto de la apreciación cambiaria y a qué sistema de tipo de cambio hay que ir una vez salidos del cepo.
Lo cierto, es que si bien fue una devaluación fuerte la de los últimos días, tampoco significa que el gobierno haya fracasado. De hecho, estamos en un contexto donde todas las monedas de la región están perdiendo contra el dólar. El rebote era esperable.
De todas formas, si encuentro aspectos preocupantes del programa económico, vinculados a la cuestión cambiaria. Dos en particular: la caída de la cuenta corriente y la falta de acumulación de reservas por parte del Banco Central.
La canilla
Hablando mal y pronto, la cuenta corriente vendría a ser la “canilla” de dólares que entran a la economía. En general, está muy vinculada a las exportaciones netas de un país. Al principio del gobierno de Milei, entraron un montón de dólares al país por las liquidaciones del campo. Hoy esa canilla empieza a gotear. Pero, ¿por qué es tan relevante la cuenta corriente como indicador? Un artículo de la consultora Equilibra muestra que los planes de estabilización más exitosos en el largo plazo tuvieron superávits de cuenta corriente, mientras los que arrancaron bien y luego fracasaron pasaron de un superávit a déficit de forma muy pronunciada.
Una visión opuesta, que sostiene el economista Ricardo Arriazu, es que el boom de Vaca Muerta más el superávit fiscal permitirán a la Argentina gozar de una mayor cuenta corriente. Según el consultor más laureado este año, la abundancia de dólares está garantizada. Por ahora, los datos no estarían teniendo en cuenta este fenómeno productivo en la región patagónica.
Sin embargo, el valor del tipo de cambio de equilibrio no depende sólo de la oferta de dólares sino de la demanda de dinero local. Entre 2018 y 2019, entraron U$D 40000 millones del Fondo Monetario Internacional y de todas formas el peso se depreció. Y esa caída de la demanda de dinero está fuertemente ligada a cuestiones políticas. El punto es que los fondos frescos del FMI o la emisión cero son condiciones necesarias, mas no suficientes. Si el mercado empieza a sentir que el kirchnerismo puede volver al poder, el dólar vuela.
Desde lo exclusivamente político, resulta interesante seguir los pasos de Mauricio Macri y el PRO. Si dejaran de acompañar los vetos del Presidente, sería un problema mayúsculo. Por el contrario, una alianza entre el PRO y La Libertad Avanza de cara a las elecciones legislativas transmitiría una señal de tranquilidad para los mercados, sobre todo en caso de que triunfaran en la Provincia de Buenos Aires. El Índice de Confianza en el Gobierno (elaborado por la Universidad Di Tella), famoso por tener una fuerte correlación con datos electorales, muestra una popularidad creciente del gobierno de Milei.
Más allá de los porcentajes que se especulen en Casa Rosada, con total certidumbre podemos prever que el gobierno va a ganar bancas en el Senado y en la Cámara de Diputados. Esto agilizará la agenda de desregulación y fortalecerá el músculo político del oficialismo. Por ahora, este ángulo pareciera estar cubierto.
El colchón
El otro punto en el que pareciera mermar el gobierno es la acumulación de reservas, ya que si bien lleva una buena racha de compras en el mercado oficial (irónicamente llamado Mercado Único y Libre de Cambios o “MULC”), las reservas internacionales netas se estancaron, según la consultora Invecq. Siguiendo la línea de analogías domésticas, las reservas netas vendrían a ser un “colchón” que le da flexibilidad a los gobiernos para reaccionar frente a alguna emergencia, sobre todo si tiene que ver con una cuestión cambiaria.
Arriazu manifestó este punto esclarecidamente en su artículo del último fin de semana del Diario Clarín, que justamente se titula “El país debe acumular más reservas”. El autor enfatiza que Argentina tiene un bajo ratio de reservas internacionales sobre producto bruto. El promedio mundial es de 14,7%, mientras que el local es de tan sólo 3,6%. “En mi opinión, Argentina debe aspirar a alcanzar un monto de reservas equivalente a 100 mil millones de dólares para minimizar los riesgos de cambios repentinos de la demanda de pesos, lo que implica que habría que comprar unos 70 mil millones de dólares”, explica el economista.
Para este fortalecimiento de las reservas, se sugiere que por crecimiento de la demanda de dinero podrían comprarse U$S 25000 millones en los próximos dos años. Si es que el Banco Central existe por ese entonces, una capitalización de las arcas del Estado en ese calibre ayudarían a que el tipo de cambio se mantenga estable. Una forma de acumular más dólares de forma más inmediata sería eliminando el dólar blend o reduciendo el porcentaje que va a al mercado del dólar CCL (Contado con Liquidación).
Otra forma sería esperar a que la inflación se encuentre por debajo de cierto parámetro para empezar a comprar reservas emitiendo pesos. A medida que la inflación vaya convergiendo a niveles menores al 1% mensual (algo que podríamos ver el año que viene) y ya solucionado el problema de stocks (el famoso money overhang), esto le da más margen al gobierno para emitir base contra demanda, para comprar dólares mediante emisión. A pesar de que esta es la forma más tradicional de acumular reservas, el Presidente se mostró más reacio a esta alternativa. Según el mandatario y el economista Demian Reidel, esta emisión es inflacionaria.
Conclusión
Si llegaste hasta acá (lo cuál agradezco mucho), te estarás preguntando, cuál es el motivo de este artículo. Permítame volver al paralelismo del principio. Higuaín erró ese mano a mano, sí. Argentina perdió su tercera final consecutiva. Pero seis años después, luego de haber roto la sequía de títulos en la Copa América del 2021, el equipo aprendió a no desaprovechar oportunidades, y salió campeón del mundo (el segundo aniversario de esta final habiéndose cumplido hace pocos días).
Claro está que los principales referentes del equipo económico son profesionales que cuentan con vastísimos conocimientos para lograr los objetivos que se propongan. Caputo, Bausili, Quirno, Sturzenegger, el mismo Presidente, entre otros. Muchos de ellos participaron en experiencias de gobierno anteriores. La invitación es, al igual que la selección, a no repetir errores y aprovechar esta oportunidad histórica que tiene nuestro país. Confío en que estas personas lo entienden más que nadie. El plan no es perfecto (queda un paso fundamental que es definir el esquema cambiario post-salida del cepo), pero estamos muchísimo mejor de lo que pensábamos que íbamos a estar en este punto. Mientras estaba redactando este artículo, según las estimaciones del INDEC, el índice de pobreza se redujo del 51% al 38% entre el segundo y tercer trimestre de este año. Un dato muy alentador.
El monumental esfuerzo en materia fiscal, por lejos lo más destacado que ha hecho este gobierno, posiblemente cambie la teoría económica por completo. Estamos viviendo un momento trascendental, no sólo para los que estudiamos Economía, sino para todos los habitantes de nuestro suelo. Con un poquito de viento a favor y haciendo las cosas bien, no tengo dudas de que podemos protagonizar un milagro económico inaudito. Felices fiestas. Las cuentas están en orden.