"Volver a empezar"
9 de Agosto de 2024
Marcelo Daniel Gallardo tuvo el lunes 5 de agosto de 2024 una cita con la historia. Restituido en su cargo como director técnico del Club Atlético River Plate, ha renovado la ilusión del hincha. El “Muñeco” encuentra la oportunidad de regresar a su casa, no solo a dirigir, sino a devolverle al hincha la esperanza de luchar por todo hasta el final.
El hincha lo pidió, Gallardo guiñó, y la dirigencia lo trajo.
¿Pero qué pasó entre su despedida el 23 de octubre de 2022 y su reciente reincorporación en el “Millonario” de Núñez?
El lapso entre la despedida en 2022 y su retorno al "Millonario"
“Volver a empezar, que aún no termina el juego”, como dice Lerner en sus canciones, podría ser el tema de cabecera de esta nueva etapa de Gallardo. Luego de mas de ocho gloriosos años en la institución, vuelve el que es posiblemente el máximo ídolo del club, para pelear la tan ansiada quinta Copa Libertadores.
El equipo se encuentra en una situación compleja, con la posibilidad de definir todos los posibles cruces de Copa Libertadores en el Monumental, pero mostrando un bajo rendimiento futbolístico en la Copa y en el campeonato local. Las razones, de la complicada situación actual del Millonario descienden desde la cúpula de la comisión directiva del club hasta el último jugador del plantel.
En River, desde la llegada de Martín Demichelis, el nivel de exigencia del simpatizante y de los periodistas fue altísimo para con un director técnico virgen de experiencia en el fútbol profesional. En su debut en competencias, Demichelis obtuvo el Campeonato de Primera División 2023, un título que le costó mucho conseguir a Gallardo y que “Micho”, en su primera temporada y sin dificultad, se proclamó campeón varias fechas previas al cierre del torneo. Creo que la obtención de este torneo local le dio a la dirigencia un vigor tan grande que creyeron que de ahí en adelante todo iría sobre rieles. El hincha, satisfecho con el director técnico a solo seis meses desde su contratación, depositó su confianza en el proyecto político y futbolístico de la dirigencia de turno.
Entre las opiniones de los periodistas y el buen primer semestre del “flamante” DT que incorporó la dirigencia, el plan parecía encaminado. Poco tiempo después, sucedería lo que se remarca como el momento de quiebre más grande en la relación entre River y Demichelis: el famoso “off” con los periodistas. En esta reunión que tuvo Martín Demichelis con 15 periodistas, contó su intención de deshacerse de los veteranos de la era Gallardo, encabezados por Enzo Pérez. Según Demichelis, estos eran “lentos” o “disfuncionales” para el plan táctico que tenía en mente para el futuro. Como era de esperarse, la voz no tardó en recorrer los oídos de los mayores referentes del plantel. Esto generó una grieta importante en el vestuario. Cuando la situación se volvió insostenible, Demichelis se hizo cargo frente a todos los integrantes del plantel y ofreció sus disculpas. La mayoría las aceptó, pero quien no quiso saber nada fue Enzo Nicolás Pérez, el jugador con quien más se identificó el pueblo riverplatense en los últimos años. A partir de esto, Enzo buscó correr al técnico con la ayuda de otros referentes que fueron vapuleados frente a un grupo de periodistas, pero ninguno le extendió la mano al capitán, y este decidió dar un paso al costado. Los demás decidieron hacer la vista gorda y seguir adelante con los intereses grupales de ganar todo lo que viniera.
El declive de Demichelis
Ya con una grieta entre los hinchas, se empezó a ver la verdadera cara del DT. En sus declaraciones en rueda de prensa, en sus decisiones durante los partidos, en los resultados adversos en condición de visitante, en la poca regularidad del 11 titular, en el sacar jugadores del equipo luego de una buena actuación en la fecha anterior, y en la poca autoridad y presencia, se fue desmantelando la crónica de una muerte anunciada. Se lo empezó a ver perdido. En derrotas como la de Temperley en Copa Argentina y con Deportivo Riestra por el Campeonato Local, entre otras, se reflejó lo poco que transmitía el equipo y, sobre todo, el cuerpo técnico. El hincha, mal acostumbrado a las rimbombantes declaraciones de Gallardo, a momentos tales como el previo a la final más importante de la historia del club, frente a Boca por la Copa Libertadores, donde se lo ve al “Muñeco” cantando desde una ventanilla del Monumental con la gente de River y transmitiendo una tranquilidad enorme para una final que se hizo eterna, generaron que la paciencia del hincha se volviera muy frágil.
La dirigencia planeaba mantener a Demichelis en su cargo. Sobre todo la primera línea dirigencial. El calor de la gente ya comenzaba a sentirse con la silbatina y el murmullo que bajaban desde las tribunas y con las manifestaciones de disonancia en los medios para con las decisiones que toman los responsables del fútbol y la política en el club. A medida que pasaban los partidos, el equipo disminuía su nivel cada vez más y el plan de juego parecía imposible de solucionar. Se lo notaba fuera de foco al cuerpo técnico y los resultados empezaban a justificar el enojo de los hinchas. De visitante se le hacía muy tedioso, y en el Monumental el colchón de jugar de local se iba hundiendo. Durante la estadía de "Micho", la estadística en cancha de River fue inequívocamente favorable para el local, con un 80% de triunfos para el equipo de Martin Demichelis. Por el otro lado, obtuvo 14 victorias, 12 empates y 13 derrotas en condición de visitante, con una eficacia del 35%, números muy flojos para "El Más Grande". El fastidio era cada fecha más insostenible, con un clima pesado en el Monumental y sus más de 80.000 simpatizantes que convoca cada vez que juega, el despido de Demichelis parecía estar a la vuelta de la esquina. Si bien los principales dirigentes discrepaban con casi la totalidad de hinchas de River en que el cuerpo técnico debía dar un paso al costado, la aparición mediática de Gallardo y los rumores que circulaban sobre su interés de sentarse a hablar con el presidente de River, Jorge Brito, hicieron que no hubiera más remedio que traer al "Muñeco" Gallardo al lugar donde pertenece y donde más querido es.
Así es como fue decayendo el rendimiento y funcionamiento del equipo de Demichelis, piezas fundamentales se bajaron del barco como De La Cruz y Enzo Perez, los resultados iban de mal en peor y el equipo no encontraba el norte que los llevara a ganar, con un buena ejecución de su juego. Lo más preocupante parecía ser la poca seguridad que transmitía el equipo y el cuerpo técnico, porque se puede perder y se puede jugar mal, pero la gente necesita un referente que mantenga una sensación de confianza mediando entre el hincha y el plantel. Es por esto que la mínima sugerencia de una posible vuelta de Gallardo, encendió las alarmas en el pueblo riverplatense. El pueblo habló y la dirigencia cumplió las órdenes.
El fin del ciclo Demichelis y la vuelta de "Napoleon"
Marcelo Gallardo, en sus ocho años y medio como DT del club, realmente tomó las riendas no sólo del plantel sino de todo el fútbol del club. Se fue ganando la chapa y la potestad de hacerlo a fuerza de resultados y de una buena relación con la dirigencia. Más cerca del fin de su primera estadía en el banco de River, los resultados comenzaron a ser esquivos y las contrataciones no daban los frutos esperados. Ya las actuaciones deportivas y las relaciones con los dirigentes del club comenzaban a desdibujarse. Y así llegó el fin del amor. Se retiró de su cargo mosqueado con los principales dirigentes, y aquí es cuando comienza el plan al que titulé: “Limpiar al Muñeco”.
Se preguntarán, ¿cómo limpias al máximo exponente contemporáneo de River, que encima ya no está al mando del equipo? Simple, limpiando su legado. Desde que se fue Gallardo, y Martín Demichelis obtuvo el campeonato local, con el hincha satisfecho y los periodistas pautados, se empezó a instalar la posibilidad de que Demichelis superara a Gallardo, e incluso que ya era mejor que él en muchos aspectos. Jorge Brito, presidente actual del club, y varios de sus directivos, terminaron en malos términos con el "Muñeco", y su objetivo era obtener muchas copas para el club, pero que Gallardo no tuviera nada que ver.
El plan “Limpiar al Muñeco” feneció cuando Gallardo, ya desvinculado de su cargo como DT del Al-Ittihad de Arabia, apareció en el país con un excelente timing, reclamando lo que una vez fue suyo: las llaves del Club Atlético River Plate. Se confirmó la destitución de Demichelis y la restitución de Gallardo en el cargo de la dirección técnica del “Millonario”. Los dirigentes tuvieron que tragarse su orgullo y su plan, y para recuperar confianza tomaron la decisión más sabia al contactarse con Marcelo Gallardo, conscientes de lo que significa traer a la figura más eminente del club hoy por hoy.
¿Qué conlleva su restitución? La entrega completa de la autoridad a Gallardo en términos futbolísticos. En mi opinión, son buenas noticias. Los últimos mercados de pases de River fueron poco fructíferos e incluso económicamente significaron una gran pérdida para el club. Si bien el "Muñeco" ha tenido desaciertos, generalmente ha incorporado refuerzos de jerarquía o con rendimiento exponencial. Otra cosa a remarcar que me parece impactante, e incluso debe generar una gran envidia entre los demás directores técnicos del fútbol argentino, es la facilidad con la que todos los jugadores le dicen que sí a "Napoleon". Ya sea por mirar cómo les fue a todos los exjugadores de River de la era Gallardo en sus carreras, o por hablar con colegas que jugaron en ese glorioso River y que les cuentan su gran experiencia con el DT más ganador de la historia de River Plate. Lo más interesante es que Gallardo es un tipo muy temperamental y tajante; en gaucho: “jodido”. Si no haces las cosas bien, te lo va a hacer saber; si las haces bien, te va a dar su respaldo y confianza absoluta; si te tiene que regañar, te va a regañar; y si te tiene que felicitar, lo va a hacer. En su despedida en 2022 se notó el gran cariño que guardan sus dirigidos para con él.
Desde su confirmación como nuevo DT de River, tres refuerzos de jerarquía llegaron al club: German Pezzella, campeón del mundo en Qatar 2022, Maximiliano Meza y Fabricio Bustos, ambos ex Independiente de Avellaneda y con pasado vistiendo la camiseta de la Selección Argentina.
Los “negociados" son algo que con Gallardo no está permitido, para meter mano en el equipo, tiene que estar aprobado por el director técnico. Hoy River, que está atravesando un engorroso momento, aún mantiene su chapa de máximo ganador en la última década en la Argentina. El “Muñeco” está en todo, volvió para curar este lastimado equipo, completado por jugadores escogidos por decisión dirigencial y no técnica, por la falta de liderazgo y conexión entre el plantel y el mandamás, y ni hablar del murmullo que baja de las tribunas del estadio “Antonio Vespucio Liberti”. La vara está muy alta en esta nueva oportunidad de ver a Gallardo dirigiendo al equipo de Núñez.
Ciclos son ciclos, y este es uno nuevo. Volver a empezar para el “Muñeco” significa mucho para el hincha, y claramente mucho para él. El cariño es recíproco a niveles sólo vistos en River Plate con figuras como Labruna; el amor que sienten estos próceres (futbolísticamente hablando) por el club no es habitual, y el hincha toma esto por sobre todas las cosas. Lo que queda claro es que Gallardo regresó no sólo como entrenador, sino como un símbolo eterno de lo que significa amar al fútbol y a la “Banda Roja”. No debe haber mal que pueda hacer Gallardo que borre este sentimiento o que borre lo conseguido.
Este sábado 10 de agosto será un nuevo comienzo para Marcelo Gallardo frente a un Monumental seguramente colmado y enfrentando a un difícil rival que lidera la tabla en el campeonato actual, que es Huracán, el Globo de Parque Patricios. Cabe destacar que Martín Demichelis encaminó al equipo en la Libertadores y le deja a su sucesor la posibilidad de definir todos los cruces de local, en caso de ganar fase tras fase. El juego no termina, y Gallardo vuelve a empezar.